Detrás de la furia se alza en una voz poética nada complaciente con cierta realidad confusa y amenazante. Lo autobiográfico, aquí, es reflejado a través de un lenguaje abstracto, al límite, de una libertad léxica y formal poco frecuentes. J. J. García Rodríguez connota una y otra vez significados, imágenes, intuiciones, y lo hace conjugando la actualidad con la intimidad, con sus propios mundos sensibles.
noche hoy
se hicieron cifras
aún lejos
de mi quicio
persigues
tu herramienta
somnolienta
gusta reducirse
para que tú
no nazcas
una plantación
un rayo de pereza
un susurro
mi lengua gris
cada día
recoge espigas
la calle y yo vertiginoso
fatigado
de la semana
a la altura de mi frente
congregado de letargos
fruncir
sencillo
más acá
más
de un mientras
el tiempo
me remueve
sin profundas
circunvoluciones
así
la diosa cuenta
dice tierra
con su crítica
delirante
late un corazón
arrodillado
entre los muertos
viejo en el camino
*
el empleado que no
ante el espejo
entró el día en bares
para no tropezar
tirones de
tal vez
el no sé
tanto tiempo mi amigo
*
memoria desbocada otros aceros y uñas femeninas
me asedian
*
zulo sucio inspirar zulo sucia mirada
cajas llenas de traspiración medio llenas en un suelo
en una atmósfera de deficiente iluminación
las paredes estrechas antimadre
el recuerdo de la mujer claustrofóbico
voluntad robada escoba diaria en mano
no hay retorno al final del túnel está la furia
*
cuenta con saldo y
alimento
trabaja duro
para la furia en
su guarida
almuerza
mediodías
de amargura
jornadas ilimitadas
de vibrante nada
y la insensatez
tira
y duele
garganta para respirar
trabaja duro
para la furia en
su guarida
a mano abierta
la dignidad emerge fuera
de lo real
lo propio se desmaya
tonos ocres
tonos ocres
todos los tonos ocres
trabaja duro
para la furia en
su guarida
trabaja duro
para la furia en
su guarida
trabaja duro
para la furia en
su guarida
cuenta con saldo y
alimento
trabaja duro
para la furia en
su guarida
todas tus sonrisas
pared y un huir
a aquel luminoso
cielo
noches de pregunta
restos cautos de haber pisado
ante el mirar de la
burla
la espalda se arquea
cuenta con saldo y
alimento
trabaja duro
para la furia en
su guarida